lunes, 18 de julio de 2016

Stranger Things, la razón de mi vuelta


En 1996 yo tenía 15 años y vivía en Munro. El dato que les resaltó a continuación es importante para que no se me juzgue por descubrir cosas esenciales para la vida adolescente a tan tardía edad: nací y me crié en el seno de una familia que no consumía nada de cine, de música, ni de literatura de culto y nunca lo hizo hasta actualidad.

Bien, dentro de este contexto imaginen lo que era para mi que mis amigos hablen tan fervorosamente de Volver al futuro, Los Goonies, Los bicivoladores, Indiana Jones, y hasta la mismísima Star Wars, que se estreno en nuestro país en 1977, mientras yo solo asentía sin tener idea de lo que estaban hablando. Es verdad que Cine Shampoo me desasnó bastante alejándome de ese letargo cinematográfico y cultural, pero también me ayudo Enter.
Enter fue el primer vídeo club del barrio. Estaba sobre la Avenida Sivorí, una avenida muy del conurbano en la que predominaba el pasaje industrial por el típico comercial. El dueño de Enter era también profesor de una escuela secundaria muy cercana a mi casa y a la que acudían muchos de mis amigos y conocidos del barrio. Todo el mundo lo quería porque era excelente profesor y gran tipo. Yo lo amaba porque se convirtió en la persona que me integro al mundo, mi dealer de VHS.
Ni bien abrió Enter rogué que compren una videocasetera. Mi suplicas fueron oidas y a los 3 días nos fuimos a asociar. El socio fundador nº44, esos eramos nosotros, ese era el numero que me abría las puertas de la felicidad. Pocas cosas en la vida eran tan lindas como ir a devolver el último alquiler y empezar a recorrer los pasillos del videoclub para elegir una nueva peli.
Hoy existe Netflix, una droga necesaria para todos aquellos que amamos el cine y detestamos la programación de nuestros canales nacionales. Netflix cortó el vinculo directo con el dealer, pero a su manera también te aconseja que ver, desde producciones propias hasta algunos clásicos entrañables.
Hace dos días empecé a ver Stranger Things, una serie producida por un tal Steven Spielberg, que dicen, algo juna de esto. La primera temporada consta de ocho capítulos. Voy por el cuarto. Y esta serie es la que me devolvió las ganas de retomar este tema del blog después de tres años, básicamente para recomendar una serie que tiene chicos en bicicletas, eventos y actividades paranormales, suspenso, emoción, gente con poderes y música de Bowie, The Clash, Dylan y mucha otra gente grosa, todo lo que a mediados de los 80 y principios de los 90 estaba bien. Una serie que me devolvió el recuerdo de lo que significaba la magia de poner una peli en la videocasetera, disfutar hasta de las publicidades e intros y del ruidito al rebobinarla, porque al videoclub había que devolversela rebobinada, claro.
No se si te gustan las series, si tenes Netflix o si sabes quien es Spielberg, pero si entendiste de que te hablaba en la primera mitad de este posteo, no existe posibilidad alguna de que no quieras ver Stranger Things.